miércoles, 13 de febrero de 2013

Contamina menos ahorrando



1. Utilizar menos plásticos
Una buena manera de reducir el gasto en combustibles fósiles es utilizando menos bolsas de plástico, cosa no muy difícil actualmente ya que la mayoría de supermercados y establecimientos solamente dan bolsas si se piden y cobrándolas.
También se ahorrarían muchos combustibles fósiles, 3,2 gramos de combustibles fósiles para una hacer una copa desechable, si en vez de utilizar cubiertos y vasos desechables se usan vajillas de porcelana y cuberterías de acero inoxidable en los establecimientos de restauración.
2. Renovar bombillas
El uso de bombillas de bajo consumo dura unas 15 veces más que las convencionales, que suelen durar unas 1.000 horas o alrededor de un año. Si sólo un millón de hogares cambiara de media cuatro bombillas convencionales por modelos de bajo consumo, se emitirían 900.000 toneladas de CO2 anuales menos. Un cambio de hábito sencillo y con un gran impacto.
Los fluorescentes también pertenecen a esta familia y consumen menos que las bombillas tradicionales. Son más caros pero se amortizan rápidamente. Consumen un 80% menos y duran 8 veces más. Cada bombilla de bajo consumo evita la emisión de media tonelada de anhídrido carbónico en su vida útil (entre 8.000 y 10.000 horas).
Otra forma de ahorrar en la factura de la luz, es aprovechar la luz natural por el día, apagar la luz de las habitaciones al salir y usar luces próximas para leer o estudiar para evitar tener luces indirectas.
3. Datos para ahorrar energía en casa
Según el Instituto para Diversificación y el Ahorro de la Energía (IDAE), el 66% del gasto energético doméstico se destina a la calefacción y a calentar agua. El 34% restante se invierte en electrodomésticos (16%), cocina (10%), iluminación (7%) y aire acondicionado (1%).
Si reducimos un grado la temperatura de la calefacción, que esté entre 19 y 21 grados, podemos reducir entre un 5% y un 10% la factura de energía del hogar y evitar contaminar con 300 kg de CO2 por año en cada casa Normalmente, es suficiente encender la calefacción por la mañana. Y apagarla por la noche, ya que hay calor acumulado en la vivienda.
La correcta orientación, el empleo del aislamiento natural, introducir la eficiencia natural como la permacultura, aparatos de calefacción y aire acondicionado más eficientes, contar con un buen aislamiento, optar por sistemas pasivos de captación de energía y aguas pluviales, son avances que nos acercan a tener hogares bioclimáticos.
  • Que el sol entre en casa en invierno y que no lo haga en verano. Si se aisla bien la casa se pueden abrir las ventanas durante la noche y, a primera hora de la mañana, cerrarlas totalmente. El aire será más fresco y se requerirá menos climatización.
  • Según el IDAE, “pequeñas mejoras del aislamiento pueden conllevar ahorros energéticos y económicos de hasta un 30% en calefacción y aire acondicionado”. Entre el 25% y el 30% de la calefacción son pérdidas de calor por puertas y ventanas.
  • Hay que hacer un uso inteligente de los electrodomésticos: abrir la puerta de la nevera si no es necesario e introducir alimentos calientes aumenta el consumo de luz.
  • Es mejor no usar la secadora ya que se ahorran unos 50 kgs de CO2 al año y se evita emitir 318 kgs de CO2, empleados en su fabricación.
4.Evitando el “stand by” todos ganamos
La proliferación de electrodomésticos, aparatos informáticos y electrónicos con batería hace difícil controlar el gasto energético de la casa. Por eso el uso de ladrones que permiten desconectar en batería a cargadores y aparatos, es el modo más efectivo de reducir la factura eléctrica y evitar el gasto de “electricidad fantasma”.
  • Se estima que sólo el 5% de la electricidad gastada por los cargadores de móvil se emplea en la carga. El resto de la energía se pierde, mientras el cargador permanece conectado a la corriente.
  • Sólo en Estados Unidos, los televisores y vídeos gastan 1.000 millones de dólares en electricidad malgastada al año.
  • El gasto de “electricidad fantasma” (energía malgastada por aparatos electrónicos que permanecen conectados sin ser usados) en los países ricos genera 75 millones de toneladas de CO2 anuales.
5. Comprar cerca de casa reduce impactos
Si nos acostumbramos a llenar la cesta de la compra en los establecimientos y supermercados más cercanos a casa en lugar de mover el coche para ir a por una barra de pan contribuimos a reducir las emisiones de CO2.
El recorrido de los alimentos desde su origen hasta el consumidor a veces es demasiado largo, encarece los productos, aumenta las emisiones de CO2 y el uso de energías y de combustibles fósiles. Esto se traduce en una mayor energía gris consumida.
Otro punto positivo de comprar cerca de casa es que evitamos consumir alimentos que han perdido vitaminas y ganan contaminantes.
Además, no todos los alimentos cuestan lo mismo de producir. La producción de carne roja es una de las actividades agropecuarias que más contribuyen a la emisión de gases contaminantes.
Una de las acciones más efectivas para reducir la huella ecológica en el mundo (además de evitar volar en avión) es comer menos cantidades de carne roja. La ganadería, responsable del 18% del total de las emisiones a la atmósfera es la actividad que más contribuye al efecto invernadero.
6. El huerto en casa
Los huertos urbanos reducen la dependencia de alimentos frescos con una huella ecológica elevada (uso de pesticidas, transporte desde su lugar de producción, climatización) y reducen el gasto.
Para llevar a cabo esta idea se pueden utilizar los restos orgánicos del balcón, la cocina y el papel de la oficina para crear compostaje, creando abono para el huerto del balcón.
Sólo se necesitan un contenedor de plástico con agujeros y cerca de mil gusanos de compostaje que pueden comprarse por Internet (vídeo: Worm Composting 101). También sirve un contenedor o bolsa donde depositar los desechos.
7. Usar el transporte público es beneficioso
Su uso es eficiente, más económico, contamina menos que el coche y, si funciona y es de calidad, ahorra tiempo y estrés. Si un millón de personas usaran a diario el tren en lugar del coche, se eliminarían al año 1,2 toneladas de dióxido de carbono. Según Trainweb.org, 1.600 kilómetros de trayecto producen, por pasajero, la siguiente contaminación en función del tipo de transporte:
  • Autobús: 118 kilogramos de dióxido de carbono.
  • Tren de cercanías y metro: 204 kilogramos.
  • Coche de gama económica: 267 kilogramos.
  • Avión: 440 kilogramos.
  • Coche de gran cilindrada o todoterreno: 712 kilogramos.
En viajes de media y larga distancia, el tren es el medio de transporte con un menor impacto ecológico y contribuye a organizar los patrones de desarrollo urbano en torno a zonas geográficas más compactas y eficientes, que fomentan el paseo a pie o en bicicleta, a diferencia del modelo de extensos suburbios de casas unifamiliares conectados al centro económico urbano exclusivamente a través de autopistas.
En la ciudad, el 50% de los viajes en coche es de menos de 3 kilómetros, y un 10% de menos de 500 metros. En estas dos opciones, el transporte público (a pie, en metro, en tren de cercanías, en autobús; en Barcelona, a través del sistema de alquiler público de bicicletas), es claramente la mejor opción.
8. Elige coches eléctricos
Cuando no se pueda renunciar al coche, plantearse adquirir coches eléctrico reducirá nuestra huella ecológica, complementándolo con una conducción responsable y eficiente. El Toyota Prius es el máximo exponente de los híbridos, que ya constituyen una alternativa seria a los modelos de gasolina y diésel mejorados.
Conducir un todoterreno con más de 10 años, en trayectos cortos y en atascos urbanos no es lo mismo que conducir un coche nuevo de la gama más compacta, capaz de emitir menos de 120 gramos de CO2 por kilómetro y que, además, es usado simultáneamente por varias personas.
Entre los trucos para realizar una conducción eficiente están los siguientes:
  • Usar marchas largas (cuarta y quinta) es más aconsejable que las cortas, porque se puede reducir hasta un 15% el consumo de combustible y un 50% la emisión de los gases nocivos, como dióxido de carbono.
  • Comprar ropa buena y duradera, con tejidos respetuosos, es posiblemente una mejor estrategia a largo plazo que comprar mucho y de poca calidad. El algodón orgánico puede ser un punto de inicio respetable.
  • Llenar el depósito por la mañana temprano porque la temperatura ambiente y del suelo es más baja y los depósitos de las gasolineras están bajo tierra. La densidad de la gasolina y del gasóleo es más pequeña con temperaturas frías. Al contrario pasa durante el día, que la temperatura del suelo sube, y los carburantes tienden a expandirse. Por este motivo, si se llena el depósito al medio día, por la tarde o al anochecer, el litro de combustible no será un litro exactamente.
  • Cuando llene el depósito, no apriete la manilla del surtidor al máximo. Es aconsejable que la velocidad de llenado sea lenta porque se crea menos vapor y la mayor parte del vertido se convierte en llenado eficaz. Todas las mangueras surtidoras devuelven el vapor a al tanque.
  • Llenar el depósito antes de que este baje de la mitad. Cuanto más combustible haya en el depósito, menos aire contiene y se evapora más lentamente.
  • No llenar el depósito cuando se están rellenando los tanques de la gasolinera ni inmediatamente después, porque al rellenar los tanques, se remueve el combustible restante en los mismos y los sedimentos del fondo. Se corre el riesgo de repostar combustible sucio.
Por: Susana Prieto Veguillas



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