martes, 12 de febrero de 2013


¡Salvemos a las abejas!


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IlustraciónGallica
Las abejas son imprescindibles para mantener activa la cadena alimentaria a nivel planetario. Si desaparecen se pone en peligro la supervivencia y la disponibilidad de recursos alimenticios y la biodiversidad de todo el mundo. 
Hace escasos días la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ha publicado un informe en el que condena el uso de plaguicidas tóxicos, en concreto los plaguicidas neonicotinoides, y pone en evidencia los riesgos que suponen para las abejas. En este informe se señala además que los apicultores, ciudadanos y asociaciones de Europa vienen denunciando este hecho desde hace años. 
Los neonicotinoides actúan de forma similar a los insecticidas derivados de la nicotina, afectando al sistema nervioso central de los insectos. Causan parálisis y tras pocas horas los insectos mueren. A pesar de ello no suponen un riesgo para la salud humana.
Debido a que los neonicotinoides bloquean una ruta neuronal específica que es más abundante en insectos que en mamíferos de sangre caliente, estos insecticidas son por tanto selectivos frente a insectos en comparación a mamíferos.
Se encuentran entre los insecticidas más usados a nivel mundial pero recientemente el uso de ciertos químicos de esta familia esta siendo restringido en países como Alemania, Francia y Eslovenia.
Por culpa de estos plaguicidas tóxicos las abejas de todo el mundo se están muriendo. El 31 de enero la Comisión Europea decidirá si se prohíbe el uso de estos plaguicidas. Presionada por los fabricantes de plaguicidas podría tomarse la decisión de no seguir las recomendaciones de la EFSA. Por eso, organizaciones de apicultores de todo el continente reclaman  a las autoridades de la UE que tomen una decisión que impida su perjudicial uso. 
El Ejecutivo comunitario es partidario de empezar con una prohibición “equilibrada” que afecte a aquellos cultivos que más atraen a las abejas, como el maíz, la colza y el girasol.
Es un problema más importante de lo que pueda parecer a simple vista porque las abejas proporcionan diversidad a los ecosistemas y gracias a ellas podemos obtener materias primas y son un pilar imprescindible en la cadena alimentaria. Sin ellas, dicen, en tres meses no tendríamos cultivos que llevarnos a la boca.
 No se trata sólo de miel: el futuro de toda una especie y el equilibrio ecológico de nuestro planeta están en riesgo.
Pero, ¿cómo podemos ayudar a las abejas?. Cada ciudadano consumidor de miel en el mundo puede ayudar a proteger a las abejas de varias maneras.
Una de ellas es firmando peticiones que existen en la web, como la que estos días está promoviendo la asociación change.org, para evitar el uso de pesticidas perjudiciales para la salud de las abejas. 
Otra manera de consumir miel de calidad y con la seguridad de que estamos contribuyendo a proteger la integridad de las abejas es adquirir productos ecológicos, en este caso la miel. Los productos ecológicos son aquellos que se han producido de manera natural y sin utilizar ningún tipo de pesticida o producto químico. Tampoco utilizan productos transgénicos para obtener su producto final. 
Podéis obtener información, por ejemplo, en el COPAE , el Consejo de la Producción Agraria Ecológica del Principado de Asturias En su página web, se pueden encontrar los productos que elaboran, las explicaciones de lo que son los productos ecológicos o la manera de reconocer la certificación y el etiquetado que debe llevar el producto que de verdad ha sido producido ecológicamente.  Además, en su web te puedes descargar una Guía sobre Apicultura Ecológica
Existen establecimientos, como los herbolarios, en los que estos productos están al alcance de cualquiera. Su precio suele ser un poco superior al de la miel normal que podamos comprar en el supermercado, pero podremos pensar que las abejas no han sufrido para producir ese extraordinario producto que vamos a consumir. 
Abajo se adjuntan dos enlaces para ampliar la información de las medidas que se van a tomar en la UE y explican la importancia de las abejas a nivel mundial. 
Susana Prieto

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